Nota al lector: este artículo lo escribí como parte de mis estudios de Maestría en Gestión de la Innovación, por ello tiene un mayor rigor académico y es más extenso que mis publicaciones habituales. Originalmente fue publicado aquí.
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Introducción
En mi práctica profesional he advertido que la administración de proyectos tradicional, esa que se fundamenta en el cuerpo de conocimiento del Instituto de Administración de Proyectos ó PMI (por sus siglas en inglés), demuestra ser inefectiva en la generación de innovaciones tanto de producto como de proceso y no responde al cambio con la rapidez que demanda un entorno en el cual los ciclos para el desarrollo de nuevos productos y su colocación en el mercado se comprimen cada vez más (Thomas & Prusak, 1998).